Mediante el gruñido nuestro perro se comunica con nosotros pero en ocasiones no sabemos cómo interpretarlo. En este post podrás descubrir por qué razón tu perro te gruñe.
Cada vez somos más las familias que convivimos con nuestros perros en casa. El roce diario nos ayuda a fortalecer nuestra relación con ellos, consiguiendo así un vínculo sólido y sano. No obstante, como en toda convivencia, siempre surgen conflictos que hemos de abordar y, muchos de ellos, empiezan con un simple gruñido. Es entonces cuando nos preguntamos qué debemos hacer.
Lo primero a tener en cuenta es que el gruñido es una de las muchas formas que tiene nuestro perro de comunicarse. Así, atendiendo a las causas que lo desencadenan, podemos hacer una diferenciación en dos tipos: por juego y por conseguir una respuesta en el humano.
Cuando nuestro perro gruñe en el juego no tenemos que preocuparnos. Sencillamente, el perro se excita al disfrutar con juguetes o con otros perros. Su cuerpo está relajado y mantiene una actitud distendida.
En cambio, es el segundo caso el que más quebraderos de cabeza suele traernos. Nuestro perro nos gruñe buscando que hagamos o dejemos de hacer algo. Veámoslo con algunos ejemplos:
1.- Protege sus recursos:
Vamos a quitarle la comida o uno de sus juguetes mientras disfruta de ellos. Cuando nuestro perro descubre nuestras intenciones, nos gruñe para mantenernos al margen. Consigue que dejemos de acercarnos.
2.- Exceso de privilegios:
Estamos durmiendo con nuestro perro cuando, tras movernos para cambiar de posición en la cama, lo despertamos involuntariamente y nos gruñe o, incluso, nos muerde. Nos movemos menos o dejamos de hacerlo.
3.- Exceso de afecto:
Lo tenemos en el regazo y, cuando lo acariciamos, nos gruñe. O, del mismo modo, nos gruñe cuando dejamos de acariciarlo. Dejamos de tocarlo o, por el contrario, seguimos haciéndolo.
4.- Falta de límites:
Nuestro perro ha aprendido a entrar en la habitación para robarnos zapatillas, prendas de ropa, etc. y nos gruñe cuando tratamos de recuperarlas. No se las quitamos.
5.- Jerarquía mal establecida:
Estamos comiendo en la mesa y se acerca gruñendo para recibir comida. Recibe alimento.
6.- Correcciones inadecuadas:
Nuestro amigo peludo nos gruñe cuando le reñimos.
7.- Guarda o insuficiente socialización:
Gruñe ante situaciones de miedo o desconfianza. Ya sea a otras personas, otros perros o al entorno.
Los tres primeros puntos son evitables. Solamente tenemos que cambiar la manera de relacionarnos con nuestro compañero.
Si no lo hemos enseñado desde pequeño a dejar que manipulemos su comida, evitar que nos gruña es tan sencillo como no ir a provocarlo mientras come.
Del mismo modo, cuando vayamos a dormir, es aconsejable que nuestro animal disponga de su espacio de descanso y nosotros del nuestro, como haríamos con nuestros hijos. Es lo más sano y recomendable.
También, si me gruñe cuando lo toco, la solución es tocarlo menos y de una forma más productiva, siempre a cambio de algo. Convertiremos así nuestro afecto en moneda de cambio para la consecución de determinados ejercicios y conductas. Aun así, acudir a la consulta de un profesional nos permitirá saber con certeza qué es lo que debemos hacer.
En cuanto al resto de puntos, atienden más bien a cuestiones de modificación de conducta y obediencia básica que deberían ser tratadas siempre por un profesional.
La mayoría de estos problemas surgen a raíz de una insana e incorrecta relación con nuestro perro. Todo consiste en que nuestro fiel amigo aprenda una serie de ejercicios y destrezas, valore sus recompensas, entienda sus límites y disfrutemos todos juntos de una nueva y saludable convivencia.
¿Te gruñe tu perro en casa? ¿Has logrado identificar las razones por las que lo hace en nuestro post? Esperamos esta información te haya sido de utilidad.
Ngorong Ngorong
Escuela de adiestramiento y educación canina
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