Nuestro perro es un miembro más de la familia y, en muchas ocasiones, incluso duerme con nosotros en la cama pero ¿qué debemos hacer en los momentos de mayor intimidad con nuestra pareja?

 

Estamos seguros que esta duda te ha asaltado alguna vez ¿es conveniente que mi perro presencie las relaciones sexuales con mi pareja? ¿qué esté presente en mis momentos más íntimos?

El diario “El País” se ha hecho esta misma pregunta y publica un interesante artículo con el que intenta dar respuesta a estas dudas que a toda familia con perros en alguna ocasión se le han planteado y que por vergüenza o reparo no nos atrevemos a consultar con un profesional.

Está claro que nuestro perro es un miembro más de la familia, que tiene su hueco en nuestro hogar e incluso duerme con nosotros y que forma parte de nuestros planes de ocio y nuestras salidas fuera de casa, pero parece ser que, para algunos expertos, que presencie nuestras relaciones sexuales puede distraernos y perjudicar la calidad de nuestros momentos de intimidad y puede provocar en el perro una interpretación diferente a lo que en realidad está ocurriendo, sobre todo si él está acostumbrado a utilizar nuestra cama como su lugar de descanso (una encuesta reciente afirma que el 60% de los humanos con perros les permiten que duerman con ellos).

 

 

Arola Poch, psicóloga y sexóloga declara a “El País” que “las relaciones eróticas son momentos de intimidad con nosotros mismos o con la pareja. En esa intimidad solo cabe uno mismo y la (o las) persona(s) implicadas. No es recomendable que haya nada que pueda distraer, como sería el caso de una mascota”. La psicóloga afirma de esta forma que animales que puedan reaccionar a sonidos u olores sin duda pueden convertirse en un elemento de distracción, haciéndonos perder la concentración y sentirnos incómodos, lo que no beneficia en absoluto el encuentro sexual.

Enrique Solís, educador canino y director del Centro de Adiestramiento Lealcan, declara por su parte al diario que habitualmente le consultan acerca del comportamiento de los perros durante las relaciones sexuales humanas y ante cualquier acto de cariño o afecto. En su opinión, “lo más adecuado es que les habituemos a entender que es un comportamiento normal entre humanos, que no les va a suponer daño o amenaza y que, si todo va bien, lo van a ver muchas veces a lo largo de su vida”.

 

 

Sin embargo, Solís también afirma que la interpretación de la realidad por parte del perro puede ser diferente, existiendo la posibilidad de que lo interpreten como un comportamiento amenazante, sobre todo si las muestras de cariño son “muy ruidosas”. Esto puede provocar que nuestro perro se acerque a nosotros nervioso y extrañado, incluso con intención de separarnos para terminar con la situación.

Si en nuestras relaciones sexuales con nuestra pareja nuestro perro salta, aúlla o ladra, puede estar intentando llamar nuestra atención ante una situación que para él es estresante. En estos casos es más adecuado que nuestro perro se encuentre tranquilo en otra habitación mientras disfrutamos de nuestra sexualidad.

Enrique Solís declara a “El País” que si nuestro perro, además, identifica nuestra cama como su lugar de descanso, quizás no comprenda por qué no le permitimos subir a ella durante nuestro acto sexual. Si no está acostumbrado a vernos y permanecer en su sitio, fuera de nuestra cama, puede costarle entender qué está sucediendo, provocando en él una situación de ansiedad y estrés.

 

¿Qué te parece este artículo sobre intimidad y la presencia o no de nuestro perro? ¿Crees que la presencia de nuestros perros perjudica la calidad de nuestras relaciones sexuales? ¡Danos tu opinión!

 

Fuente: smoda.elpais.com