Los adoptantes nos preocupamos cada vez más por nuestro perro. Verlos sanos y felices es una prioridad pero ¿conocemos realmente sus necesidades?

 

Maslow, en la pirámide de necesidades humanas, hablaba de las fisiológicas como prioritarias, las de seguridad, las de afiliación, las de reconocimiento y, por último, las de autorrealización. Es decir, que si los seres humanos cubrimos todas esas necesidades nos sentiremos plenos y felices.

Pues bien, Linda Michaels, una reconocida adiestradora estadounidense, creó lo que ella llamó la pirámide de las necesidades caninas, es decir, lo que necesitaba un perro para sentirse pleno y feliz.

Aunque difiere un poco de la pirámide humana, la pirámide canina sienta las mismas bases, y es que la necesidad prioritaria de un perro es también la fisiológica, que ella denomina biológica, es decir, todo lo que esté relacionado con la supervivencia del animal: alimento, cuidado, refugio, seguridad, actividad física (y aquí es donde fallamos la mayoría al no proporcionarles el suficiente ejercicio), etc.

 

 

En un segundo escalón, hay que cubrir la necesidad emocional del perro, muy parecida a la de seguridad nuestra, es decir, que el perro se sienta seguro, confiado, amado por su entorno. Aquí hay que tener mucho cuidado, porque muchos adoptantes pueden llevar a humanizar al perro desestabilizando su equilibrio emocional. Siempre debemos respetar al perro como especie canina, no humana. Por tanto, debemos evitar tratarlo como un hijo humano. Solo así, podremos cubrir esa necesidad emocional.

En el tercer escalón de la pirámide de las necesidades caninas encontramos las necesidades sociales. Es muy importante para el perro sentirse cómodo en cualquier entorno: entre personas y entre miembros de su misma especie. Dejar que cree vínculos afectivos con sus más apegados (aquí el juego es la herramienta fundamental).

En el cuarto escalón, encontramos las necesidades de entrenamiento amable. Esto significa que el perro necesita aprender unas reglas y unas conductas para convivir con nuestra especie. Esto será clave para su felicidad. ¡Nada como una convivencia armónica! Si no lo consigue porque nosotros no sabemos enseñarle, será un perro desequilibrado.

Y, por último, las necesidades cognitivas,  es decir, no podemos quedarnos con que el perro solo necesita actividad física. Retarle mentalmente es un ejercicio que debería ser constante. Plantear retos educativos, trucos de obediencia, pasear por diferentes entornos para que huela y olfatee es clave para que alcance la felicidad total.

 

Como ves, no es tan complicado conseguirlo. ¿Cómo llevas la pirámide de necesidades básicas de tu perro?