Una de las claves fundamentales para tener un perro educado es cuidar mucho las rutinas. Y es que el perro es un animal de rutinas, por eso, cuando las cambiamos, pueden presentarse problemas de comportamiento o de temperamento: más apatía o más nerviosismo, vuelta a hacer sus necesidades en casa, conductas de llamadas de atención, etc.

 

Cuando el perro está habituado a salir a las mismas horas a hacer sus cositas en la calle, a pasear, a comer o incluso a jugar, cuando llegan las vacaciones este horario se trastoca y mucho.

Ya sea que viajemos con ellos de vacaciones o incluso sin salir de vacaciones pero estando más tiempo con el perro, una vez que se acaban las vacaciones para su adoptante, el perro vuelve a encontrarse solo y de vuelta a una rutina que ya había sido alterada.

¡Y ojo a los perros que no son muy aventureros! Hay perros a quienes les encanta explorar y viajar pero otros prefieren la seguridad que le da su hogar, por tanto, intenta en este sentido respetar sus preferencias. Para perros que necesitan la seguridad de su hogar, es mejor dejarlos a cargo de algún familiar donde estén acostumbrados a ir, que llevárselos de vacaciones.

 

 

¿Cómo podemos ayudar a nuestro perro a volver a la rutina?

Ante todo no debemos perder la paciencia. Nosotros somos seres racionales y podemos gestionar nuestros tiempos de adaptación, sin embargo, para el perro todo se presenta de forma inesperada.

De un día para otro, el humano que apenas estaba en casa está todo el tiempo con él, además, eso es muy positivo porque se realizan más planes, todo es más divertido y para el perro es una panacea. Pero un buen día, esto cambia de repente, y el humano vuelve a estar ausente muchas horas, apenas hay tiempo para pasear y ya no digamos jugar como antes, etc.

Para evitar en la medida de lo posible que haya un cambio tan radical hay que intentar seguir con las rutinas horarias de al menos la comida, las salidas a hacer sus necesidades y las horas de sueño.

Sé que es muy difícil, pero no hay nada como saber organizarse. Si podemos no alterar, en este sentido, su reloj biológico, a la vuelta todo será más fácil.

Intenta no llegar de las vacaciones el día antes de ir a trabajar. Es importante que tu perro no note tu ausencia de forma tan radical, sino hacerla de forma más gradual.

El ejercicio físico y los juegos son fundamentales para la salud emocional de tu perro. Si es necesario, los primeros días postvacacionales puedes dedicar más tiempo a estas actividades, con ello conseguirás prevenir comportamientos indeseados como el ladrido excesivo, o la apatía a la hora de jugar o incluso comer.

 

 

Observa a tu perro y si notas que pueda sufrir síndrome postvacacional, no dudes en acudir a tu veterinario.

Recuerda no alterar sus rutinas horarias, dejar algunos días entre la vuelta de vacaciones y la incorporación de nuevo al trabajo y aumentar la actividad física para que toda esa ansiedad que pueda desarrollar la canalice mediante el ejercicio físico y a la vez realice actividades contigo, que al final, tu compañía y hacer cosas contigo es el mayor premio para tu perro.