Los gatos, al igual que otros animales, también sufren la bajada de temperaturas, que puede afectar a su salud. Podemos evitarlo tomando algunas precauciones.
Todos los animales se ven afectados por las bajadas bruscas de temperatura y los gatos no son una excepción. Los más pequeños, los mayores y los que estén delicados de salud son, sin duda, los más vulnerables al frío, pero no está de más tomar algunas medidas en casa independientemente de la edad de nuestro gato o su estado físico.
¿Cómo puede afectar el frío a nuestros gatos?
En las épocas de frío es más fácil que nuestro gato se resfríe y, si esto ocurre, observaremos algunos síntomas como lagrimeo, mucosidad en la nariz, estornudos, tos o que se muestra más apático.
Si apreciamos cualquiera de ellos lo primero que debemos hacer es acudir a nuestro veterinario a realizar un chequeo pero, además, podemos intentar prevenirlo fortaleciendo su sistema inmune con una alimentación adecuada, evitando las situaciones de estrés, cumpliendo el calendario de vacunaciones y aportando algún suplemento natural como la equinácea.
Además, los gatos mayores y con problemas articulares también notarán la bajada de temperaturas y verán resentidas sus articulaciones. A menudo es difícil detectar la artrosis o problemas similares en nuestros felinos porque no suelen mostrar síntomas claros, por ello es muy importante vigilar los cambios de comportamiento y, si vemos que está menos activo, algo irritable o se comporta de forma no habitual en él, debemos consultar al veterinario.
Además de controlar la temperatura y la humedad en casa, podemos ayudarle a paliar las molestias manteniéndolo en su peso y proporcionándole suplementos de colágeno y Omega 3 y 6.
¿Qué medidas podemos adoptar para evitar que el frío merme la salud de nuestro gato?
Para evitar que nuestro gato se vea afectado por las bajas temperaturas podemos ayudarle tomando ciertas precauciones en casa:
–Mantener una temperatura adecuada: En lugar de apagar la calefacción cuando nos vamos de casa, podemos dejarla a una temperatura constante. No hace falta que sea muy elevada, pero al menos no bajará en exceso.
–Colocar camas de radiador: Si nuestros radiadores lo permiten, podemos colgar una cama para gatos de él. Seguro que se convertirá en uno de sus lugares preferidos y, si tiene problemas articulares, el contacto con el calor le ayudará a reducir las molestias.
–Dejarle disfrutar del sol de invierno: Si colocamos un rascador o una estantería con una cama junto a la ventana, podremos aprovechar y subir la persiana cuando entre el sol ¡A tu gato le encantará!
–Evitar las corrientes de aire: Cuando tengamos que ventilar en casa es mejor evitar las corrientes de aire o, al menos, intentar que nuestro gato no esté en esa zona de la casa cuando abramos las ventanas.
–Usar camas térmicas: En el mercado podemos encontrar camas que se calientan conectándolas a la corriente eléctrica, otras que se pueden calentar en el microondas y algunas que aprovechan la temperatura corporal del gato para mantenerlo caliente. También conseguiremos el mismo efecto con una botella de agua caliente envuelta en una manta o un saco de semillas.
–Facilitarle camas cubiertas, sacos o mantas: A la hora de dormir cada gato tiene sus propios gustos sobre dónde hacerlo. Dependiendo de las preferencias de nuestro felino, podremos colocar una caja con una manta dentro, un saco, una manta encima del radiador… La cuestión es que nuestro gato encuentre una zona calentita y cómoda donde poder descansar.
Con estos sencillos consejos haremos más llevaderas las bajas temperaturas a nuestro gato. Y tu gato ¿es friolero? ¡Cuéntanos cómo le ayudas a pasar el invierno!
Imágenes de stock, luccalaloca.es y nekoseizonsha.
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