Es un perro seguro, confiable e inteligente, que por su capacidad de trabajo, disciplina y apariencia fuerte, fue una de las razas que formó parte del ejercito alemán.

 

La FCI (Fédération Cynologique Internationale) clasifica al Pastor Alemán en el grupo 1 (Perros de pastor y perros boyeros, excepto perros boyeros suizos) sección 1 (Perros de pastor).

El pastor alemán, como su propio nombre indica, fue una raza creada para conducir grandes rebaños, pero gracias a su valentía, lealtad y resistencia, se le comenzó a valorar como un can con muchas más posibilidades.

 

En Alemania, durante muchos años, esta raza era necesaria para controlar los rebaños e impedir que los animales invadieran otras tierras de cultivo que no estaban valladas. El pastor alemán reunía todas las cualidades necesarias para dirigir un rebaño: inteligente, organizado, silencioso, tranquilo y estable.

En 1890 M. E. Frederick Von Stephanitz, capitán de caballería del ejército alemán, ayudado por Artur Meyer, en su búsqueda de unos perros inteligentes, protectores, rápidos, de apariencia noble, confiables y dedicados a complacer a sus dueños, orientó y seleccionó al pastor alemán para ponerlo al frente del ejército. Así, el perro fue también un símbolo del ideal nacionalista.

En principio, era una raza de perro distinta al pastor alemán la que servía en la guerra, ya que ésta no se consideraba válida para ese tipo de trabajo. Sin embargo, tras producirse muchas bajas caninas, decidieron incorporar al pastor alemán como raza de guerra. En ese momento se dieron cuenta del grandísimo trabajo que estos perros hacían y comenzaron a valorarlo: localizaban a soldados heridos y avisaban de la presencia de los enemigos como ningún otro.

 

 

Al acabar la guerra con la derrota de los alemanes, los aliados adoptaron a muchos de ellos, consiguiendo así expandir la raza por todo el mundo.

El cachorro Rin Tin Tin, por ejemplo, sobrevivió a la guerra y fue adoptado por un americano. Este perro fue el primero de la raza en pisar tierra estadounidense.

Tras la Primera Guerra Mundial el pastor alemán formó parte del ejercito en otras guerras. Hoy en día, sin embargo, esta raza forma parte de la vida de muchas personas, siendo este perro un animal de compañía leal.

 

 

Además, el pastor alemán es un perro muy eficiente en la detección de drogas, desempeñando un papel muy importante en la sociedad.

A lo largo de los años la selección de ejemplares con una morfología muy particular, ha ocasionado que el pastor alemán sea más propenso a algunos problemas de salud: Es esta una raza que sufre algunas enfermedades hereditarias como la displasia de cadera, displasia de codo, problemas digestivos, epilepsia, eczema crónico, inflamación de la córnea y enanismo.

Sin embargo, podemos aminorar los problemas articulares del pastor alemán si evitamos el crecimiento rápido de los cachorros durante los primeros meses de vida.

 

Así, debemos evitar darles comida energética o con un alto contenido en grasas. Nuestro veterinario de confianza puede orientarnos tanto sobre el pienso más adecuado para él como sobre cuál debe ser su actividad física diaria. Un alimento con un aporte de glucosamina, por ejemplo, es un aliado ideal para prevenir los problemas articulares.

Con una variedad de color donde el negro es el protagonista, le acompañan diferentes tonalidades (fuego, rojizos e incluso amarillos) característicos del pelo del pastor alemán.

En cuanto a su físico, el pastor alemán es un perro fuerte, musculado y muy ágil.

 

 

Una característica distintiva de este can es la cabeza ancha con forma de cuña, sus orejas justo en la parte superior de tamaño mediano, rectas en punta, los ojos oscuros inclinados y la dentadura fuerte. Son perros de cuerpo largo más que altos.

Con una cola larga, el pelaje de este perro es liso, grueso y muy denso. Tienen mucha cantidad, siendo en la zona del cuello más largo.

También hay otros pastores alemanes de pelo largo, más brillante y estéticamente más atractivo. Sin embargo, el pelaje de estos no lo protege como lo hace el pelo corto.

 

 

En cuanto al cepillado, para mantener el pelo sano es necesario hacerlo a diario, ya que se les cae mucho y de esta manera ayudamos a mantenerlo fuerte. Si evitamos bañarlo con frecuencia, mejor.

En los machos, la altura media a la cruz es de 60-65 centímetros. Sin embargo, en las hembras rondan los 55 ó 60 centímetros.

Los machos pesan entre 30 y 40 kilogramos y las hembras alrededor de 22 y 32 kilogramos.

 

 

El pastor alemán es un perro que, a pesar de su gran tamaño, puede adaptarse a cualquier tipo de circunstancias: lo ideal sería vivir en una casa con espacio y una gran terraza para desarrollar su actividad física, pero son capaces también de vivir en pisos si les sacamos diariamente de paseo para ejercitarlos.

Recordemos que el pastor alemán es un perro activo y necesita hacer ejercicio y pasear mucho. Por su inteligencia, necesita sentirse útil. Así, desarrollar su capacidad intelectual es muy positivo para él: le gusta aprender cosas nuevas y participar en diferentes actividades.

El pastor alemán necesita socializar desde cachorro, tanto con otros perros como con humanos. Es un perro protector que necesita del contacto con otros canes desde muy pequeñito.

 

¿Te gustaría tener un pastor alemán en casa? ¿Tienes un pastor alemán en la familia? ¿Cómo es su carácter? ¡Cuéntanos!