La analítica de orín es utilizada para diagnosticar infecciones o enfermedades. Aprende qué información aporta sobre la salud de tu perro.
En un post anterior comentábamos qué podíamos conocer gracias a un análisis de sangre, y también incidíamos en que, siempre que fuera posible, era mejor realizar a la par uno de orina.
Si el veterinario sospecha que nuestro perro tiene alguna infección o bien desea complementar sus análisis de sangre, nos comunicará la importancia de realizar un estudio de orina. Para ello, debemos extraer la orina.
¿Qué técnicas existen para extraer la orina?
La más conocida (y usada en humanos) es la micción espontánea, es decir, recoger la orina en un bote sin ninguna intervención médica. Nosotros podemos hacerlo fácilmente, pero es un procedimiento muy complejo y raro de conseguir en perros (y ya ni hablamos en gatos).
Existe otro procedimiento similar denominado micción forzada. Esta técnica se utiliza normalmente en gatos y consiste en ejercer presión en la vejiga para que el animal sienta la necesidad de orinar.
Sin embargo, las dos técnicas que más se usan en veterinaria son:
–Sondaje: Se introduce un tubo flexible (sonda) por la uretra y se extrae, con una jeringa, el líquido que se haya acumulado en la vejiga.
–Cistocentesis o punción suprapúbica: Ayudándose de una ecografía, se “pincha” la vejiga y se extrae la orina.
La orina extraída en cistocentesis es la orina más limpia y estéril que se puede conseguir. Y es por ello por lo que la utilizaremos especialmente para descubrir infecciones.
Una vez la orina se ha extraído, se coloca en un tubo y comienza la fase analítica.
Cómo interpretar los resultados de un análisis de orina
A diferencia de una analítica de sangre (donde se realiza un análisis casi únicamente microscópico), en la de orina el análisis es tanto macroscópico (es decir, a simple vista) como microscópico.
En el análisis macroscópico, observamos la apariencia del orín:
–Cantidad: Considerando el tamaño del animal, la cantidad de orín nos da información de la existencia de una posible enfermedad.
–Color: Si no es amarilla puede indicar la presencia de bilis o sangre.
–Turbidez: La orina debe ser translúcida (que se vea a través de ella). Si, por el contrario, al observarla al trasluz vemos que es turbia (opaca) o que hay “cosas” flotando, sin duda existe infección o enfermedad. Esas “cosas” que flotan pueden ser glóbulos rojos o blancos, bacterias, hongos o cristales de orina.
La analítica microscópica nos aporta información microbiológica y bioquímica:
–Microbiológicos: En estos análisis se buscan microbios, principalmente bacterias pero también hongos. Para ello se realiza un cultivo, donde las bacterias crecerán. Así nos aseguramos de cuál es su especia y podremos poner un tratamiento adecuado.
–Bioquímicos: Se analiza la presencia de proteínas, glucosa, pigmentos biliares, sales, cristales…En función de lo que aparezca en ellos, podemos diagnosticar problemas hepáticos, renales o ciertas enfermedades como la diabetes.
¿Qué son las tiras de orina y para qué se utilizan?
La tira de orina (especial para medicina veterinaria) nos da resultados bastante fiables y muy rápidos.
En un par de minutos podemos conocer, de forma orientativa, la concentración de:
–Bilirrubina: No se debe encontrar en orina. Su presencia indica problemas en el hígado o en la vesícula biliar. También puede deberse a ayunos prolongados y vómitos.
–Cuerpos cetónicos: Aparecen cuando existe una alteración en el metabolismo de los hidratos de carbono. Son decisivos para confirmar la diabetes. También pueden aparecer cuando hay quemaduras, hipertiroidismo o durante la lactancia.
–Urobilinógeno: Es el pigmento biliar responsable del color amarillo de la orina. Alguna alteración en él nos indica problemas hepáticos y biliares.
–Glucosa: Si hay hiperglucemia puede significar diabetes o estrés, entre otros. Si el hallazgo de glucosa en orina es positivo, sin llegar a hiperglucemia, podemos sospechar de alteraciones en los riñones y sus vías.
–Glóbulos blancos: Su presencia indica que existe infección.
–PH: En perros, el valor está entre 5,2-6,8 y en gatos en 6-7. Si la orina es más ácida puede llevarnos a diagnosticar un Síndrome Urinario Felino (FUS), medicamentos o exceso de proteínas. Por otro lado, si son básicas, puede deberse también a FUS, a dietas vegetales o a ciertos tratamientos.
–Nitritos: Hay un tipo de bacterias que transforman un compuesto concreto en nitritos, por lo que si da positivo en este marcador, tenemos una clara infección bacteriana.
–Proteínas: Enfermedades renales o insuficiencia cardíaca, entre otros. También puede ser por contaminación de la muestra.
–Sangre: Debido al color rojo su presencia es fácilmente detectable y suele ser la razón principal para acudir al veterinario. Puede deberse a diferentes motivos: desde envenenamientos, enfermedades parasitarias o una simple herida en el aparato urinario hasta cáncer.
Los resultados suelen ser determinantes en los diagnósticos clínicos, aunque nunca está de más asegurarse con estudios más profundos y específicos.
La información de este artículo es meramente orientativa e informativa; no se puede tomar un único parámetro para conocer qué le ocurre a un animal. Por ello, lo adecuado es acudir a un profesional cualificado: el veterinario es el indicado para emitir un diagnóstico y prescribir un tratamiento.
Imágenes de Cuatro Huellas.
Cuatro Huellas
El blog de Irene, Berni y Blu (humana, perro y agapornis). Muy concienciados con el respeto y el amor a los animales.
Victor Figueroa
13 febrero, 2024 at 4:30 pmExcelente información muy clara y completa
Mediterranean Natural
15 abril, 2024 at 2:03 pmMuchas gracias Víctor:
Nos alegra nuestro post te haya sido útil.
Saludos.